Volver a Cuba ha sido tan emocionante como lo fue aquella primera vez en 1991.
Una serie de espectativas ligadas a imágenes recurrentes se apoderaron de mí ,días antes de abordar el avión, y pensaba y me preguntaba como estarán mis amigos, las calles del Vedado, los teatros, el malecón, como estará mi hermosa Habana la contenedora de sueños, melodías y nostalgia?
Fui con mis amigos Juanita Millar y Rodrigo Torres, ella, ya había visitado Cuba una vez , él , lo hacía por primera vez y el hecho de ser una guía "turística" me hacía sentir anfitriona y hermana mayor de estos queridos colegas.
Estando ya instalados en pleno Vedado, los invité a que me acompañaran a la UNEAC ,Unión nacional de escritores y artistas de Cuba, centro de operaciones del Festival Boleros de Oro evento que me convocaba y en donde no había estado desde 1998, por eso mi emoción, por eso un cúmulo de adrenalina y suspenso , volver a ese hermoso caserón y encontrarme con mis grandes amigotes de la música y del bolero, mis pies partieron raudos sin la órden de nadie, el corazón me latía a doble velocidad, 10 de la mañana , conferencia de prensa , mis amigos no tenían esa prisa adolescente que yo llevaba desde Chile, ellos se quedaban en cada árbol centenario, en cada casa antigua transformada en hostal, en cada ficus gigante que luego supimos su nombre, en cada fotografía que había que tomar, espacios de tiempo que se me hacían eternos , espacios que yo llenaba con más ansiedad y espectación.
La habana 12 años después, fue una concatenación de abrazos y lágrimas, una melodía de bolero que jamás dejé de musitar, porque fue la manera de no olvidar, la forma de retener intactas en mi memoria y en mis venas, esta cubanía vestida de canción abrazadora y fecunda, que se extiende hasta el sur y nos envuelve con su grandeza.
La habana 12 años después es un milagro del tiempo, porque estuve, porque estoy y estaré...antes , ahora o mañana ...en tiempo de bolero.